LA TRAGEDIA DEL JET SEP

0
30

Carlos Julio Féliz

Cuando ocurre un gran acontecimiento que impacta a una nación, todos recuerdan donde estaban y que hacía en el momento en que se recibieron la noticia.

Es lo que ocurre con la tragedia de Jet Set, durante la madrugada del martes 8 de abril, considerada la peor no natural en la República Dominicana.

En segundos se le apagó la vida a más de doscientos seres humanos a quienes ni siquiera le dio tiempo para darse cuenta qué ocurría, cuando el techo del centro de diversión les cayó encima.

Tan impactante y repentino fue todo que la máxima alegría se transformó en tristeza colectiva en segundos.

La tragedia fue a los hogares de sectores sociales, desde el gran Santo Domingo hasta una de las más apartadas de la capital dominicana como fue el caso de Montrecristi.

La representante del ejecutivo, en esa provincia, la carismática gobernadora Nelsy Milagro Cruz Martínez, hermana menor del ex pelotero de Grandes Ligas Nelson Cruz, fue una de las víctimas mortales.

Herida, desde el corazón del lugar de la tragedia, llamó directamente al presidente de la República Luís Abinader, y le informó lo que estaba viviendo junto a cientos de personas que quedaron atrapadas entre los escombros.

El jefe del Estado dispuso activar la mayor emergencia y se presentó al lugar de la tragedia, en las primeras horas de esa mañana triste con su esposa doña Raquel y le tendieron un abrazo a los parientes de las víctimas que esperaban el rescate de sobrevientas y de los fallecidos.

Hubo lugares, como es el caso de Haina, donde se llevaron a cabo colectivos.  Había víctimas s de Azua, Samaná, del Este, del extranjero, como fue el caso de Venezuela donde se le tenía a Rubby como un ídolo de la música. En ese país suramericanos y en Colombia. En esas naciones sudamericanas lloraron al artista como si fuera un hijo de esas naciones.

El llanto y el dolor llegó a casas de Artistas, deportistas, como el beisbolista de las mayores, Octavio Dotel; empresarios, funcionarios, comerciantes, profesionales de diversas áreas y de todos los sectores, víctimas de la tragedia que impactó el mundo occidental.

El Grupo Financiero Popular, el principal privado del país comunicó que cuatro miembros de esa familia empresarial estaban dentro de las víctimas.

La tragedia provocó reacciones directas e inmediatas, en Estados Unidos, en la vecina isla de Puerto Rico que envió a técnicos. Toda Latinoamérica. España, en Europa, donde reside la mayor comunidad de dominicanos, después de Estados Unidos, y desde el Vaticano donde el santo padre envió un mensaje de solidaridad.

Entre lágrimas, dolor y tristeza, el director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), Juan Manuel Méndez, informó en el mismo lugar de la tragedia, el jueves, la dolorosa en impactante cifra de 221 fallecidos (todavía cifra preliminar), producto de la tragedia, la cual –según sus palabras- fue la peor que había vivido en sus veinte años al frente del organismo.

Trancado en la garganta anunciaba que habían logrado preservar la vida de 189 personas. Una labor titánica de los socorristas de varias instituciones y voluntarios de diferentes organizaciones.

Ahora se cuentan miles de historias que hay en cada una de las víctimas.

Que tristeza. La República Dominicana está de luto. La bandera nacional ondeó por tres días. Se  amplió el duelo a seis días.  Muchas estaciones de radio colocaron música sacra, incluyendo los programas que todas las tardes nos hacen reir en medio de los entaponamientos.

La tristeza es grande, intensa, como si nunca terminaría. Y se intensifica cuando se viven momentos como el último adiós al artista Rubby Pérez, una de las víctimas que simbólica de la convocatoria para disfrutar el género musical que nos identifica como dominicano. El jefe del Estado fue el primero en rendirle guardia de honor.

La voz más dulce del merengue, como lo definió Juan Luís Guerra, hacía felices a todos los que estaban en la discoteca disfrutando al máximo, en el momento que las toneladas de cemento y varilla aplastaron sus cuerpos.

Todos se han referido al legado artístico, la fe cristiana y trato afable del artista que partió junto a más de dos centenares de dominicanos y dominicanas de gran valor.

La agenda de todos varió totalmente.

La patria no recuerda un caso igual. Esta tragedia ha pasado a los records mundiales.

Los periódicos, en versiones impresas y digitales, la televisión, la radio y las plataformas modernas de esos medios realizaron coberturas con la responsabilidad profesional que ameritaba el cuidado de la dignidad

Pero el pueblo dominicano sabe reponerse de los dolorosos casos que les han afectado. En este caso, el mayor aporte es la solidaridad y el acompañamiento a quienes han sido afectados por esta tragedia que ha enlutado a tantas personas en diversos puntos de la nación.

Este caso nos llena el alma de tristeza y dolor, pero Dios tiene la fórmula de como saldremos de esta gran tristeza que llena de angustia a más de diez de millones de dominicanos y dominicanas de aquí y de allá.

Solidaridad es una de las palabras claves para sobrellevar esta tragedia que nos estruja el corazón.

Este momento, la semana mayor, es un espacio para reflexionar donde quiera que estemos. Abracemos a Dios digamos cuanto le amamos, sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. Esta son días para una gran reflexión.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here